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NO PASA NADA SI A MÍ NO ME PASA NADA

Luis Felipe Comendador

 

Colección Krámpack, 0.

Prólogo de Fernando R. de la Flor

I.S.B.N.: 978-84-936877-3-1

128 páginas.

11 cm x 11 cm

 

7,00 €
Impuestos incluidos
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En la estela de los viejos maestros del discurrir concentrado y conceptis­ta hispano, de los que de alguna forma es heredero, Luis Felipe Comendador ha acuñado ahora el «oro de su fino discurrir» en 625 soberbios apotegmas, que tratan de penetrar la clave de la época que nos envuelve, cuanto también sintetizar y dar expresión al repertorio de posiciones y expectativas que cabe adoptar provisoriamente ante ella.

Fernando R. de la Flor

 

 

Hay que temer la paz para que se haga fuerte.

 

No hagas leña del árbol caído, coño... hazte un mueble.

 

El terror nace cuando te preguntas si el amor es lo mismo que la fidelidad.

 

El liderazgo consiste en conseguir que lo que tú quieres lo hagan los demás pensando que lo hacen porque ellos quieren.

 

Somos capaces de imaginar lo mejor, pero nunca calibramos su ruina.

 

Definitivamente, Dios es de derechas.

 

 

En 2015 me lo preguntó Roberto Alberto y hoy han vuelto preguntármelo... ¿Qué es lo que no has hecho, Felipe?.. Pues bien, retomaré la respuesta que le escribí a Roberto en su día:

 

Empecé siendo un zorolo de La Cruzada de la Bondad y del Domund con hucha de chinito (cosa bastante salesiana), por lo que aprendí pronto a pedir con la idea de dar… hice teatro infantil, con tan poco éxito, que mis profesores me pidieron que no me presentase voluntario nunca más a tales asuntos, gané durante dos años consecutivos el premio científico al bachillerato en el instituto bejarano por un trabajo grande y absurdo sobre el origen de la vida (un curro que me llevó muchos meses y con el que aprendí más que en clase), escribí como estudiante para ‘El Torreón’ y para la revista deportiva ‘Antorcha’, formé parte de ‘Colectivo Contubernio’ como fotógrafo, fui presidente del Colectivo Bejarano de Fotografía, pivot y poste alto del Club Baloncesto Béjar durante muchos años, pivot cabrón del ADUS en dos temporadas, concejal de deportes, concejal de urbanismo, concejal dimisionario, miembro de la Mesa Hispano/lusa que construyó la IP5, estudiante mediocre de Biológicas, de Psicología, de Farmacia, de Biblioteconomía… bebí como un loco en el 74 y no volví a beber jamás después de una kurda que casi me llevó al suicidio, fui cuchara de palo de la tuna del San Bartolomé, colaboré en prensa a casi todos los niveles (mi orgullo mayor es haber escrito en Ajoblanco hasta que desapareció), fui premiado varias veces por mi obra escrita y por mi obra editorial, fui editor y director de un periódico pequeñito. Fui editor y director de cuatro colecciones de poesía con más 270 títulos, presidí el MPDL en Castilla y León, coordiné montones de actividades culturales en ámbitos diversos, fui jurado de bastantes premios literarios, viajé con Sabonis y Tikonenko en el coche del primero para hacer el trayecto Béjar-Valladolid, estaba con Pepe Hierro cuando le comunicaron que había sido acreedor del Premio Cervantes… tome vinos con Ángel González y con Claudio Rodríguez, fui nombrado Patrono de Honor de una fundación que ha desaparecido por la crisis, viajé a Tanzania para montar escuelas en Mangola Chini, fui vendedor de ropa infantil y tuve una tienda de puericultura, impartí un curso de Photoshop y QuarkXpress para el INEM, hice imágenes corporativas que aún representan magros negocios y que no me generaron más que cabreo, fui impresor (casi sigo siéndolo), mercadillero, cabo primero de la PM, detenido en Ribadesella después de un concierto de Raimon, bolidigitógrafo (me lo inventé yo), estampador, dibujero, embargado y desembargado por la SS y Hacienda, hice muestrarios textiles para fabricantes de telas, diseñé packaging’s para jamoneros, libros para editorial buenas y malas, vendí libros de segunda mano, revistas viejas, cromos, fui presidente de AMPA, quemé mis dibujos y luego hice otros nuevos, expuse pintura y fotografía, viajé a donde pude y como pude, tuve hijos, me manifesté solo y acompañado, inventé una pequeña desalinizadora de agua que no sirvió para nada, comí jamón del bueno y del malo, walli-rosty y plátanos enanos rojos en Tanzania… corrí detrás de un par de jirafas en los caminos polvorientos de Karatu, fui extra en ‘El caballero de la Cruz Verde’ de John Finch, leí como un cosaco todo lo que me apeteció leer, hice público que no me gustaba El Quijote (y me dieron leña), comí huevos fritos en un prostíbulo africano, hice mis necesidades en una letrina vietnamita, tome nota de casi todo (la sigo tomando), milité y dejé de militar, canté en público, hice letras de canciones que aún no me suenan mal cuando las escucho cantadas por JM, dibujé en Cajamarca, en Lima, en Trujillo, en Paracas, en Pacasmayo, en Huanchaco… leí mis poemas a quien se acercó a escucharlos, tengo libro editado por Visor, casi gano el Premio Nacional de Poesía (se lo llevó Julia Uceda), tengo amigos grandes y pequeños, sé que hay quien no puede verme (es la vida), repartí panfletos antifranquistas en el 74, tengo cistitis crónica y me suelo quedar dobladino de riñones con frecuencia, sé que todo es posible si te empeñas, tuve un halcón y se me murió, hice un herbario de más de dos mil ejemplares y desapareció, he visto varias veces los ojos de la muerte (y me dio frío), he hecho algunos trabajos de negro literario, fui lector editorial, paseo solo mejor que acompañado…

Lee aquí un fragmento del libro.